Había quedado con Lars en la estación de Roskilde el lunes a las 11:30. Cuando llegó cogimos un tren a Copenhague, donde nos encontramos con otros 23 alumnos de diferentes países que estaban también en Dinamarca (9 españoles, 9 franceses, 4 italianos y 2 belgas). Después de comer un bocadillo nos separamos, los alumnos por una parte y los profesores por otra. Tuvimos una charla en la que hablamos un poco de la personalidad de los daneses y las distintas fases en todo intercambio. Por la tarde fuimos al hotel para dejar las cosas. El hotel se caracteriza por sus habitaciones tamaño palacio y sus baños con jacuzzi.
A las 6 nos volvimos a encontrar todos en el Tivoli, un parque de atracciones, que es lo más visitado de Dinamarca. Después de cenar en un restaurante pudimos visitar el resto del parque y montarnos en algunas atracciones.
A las 10, cuando cerró el parque, nos fuimos al hotel a dormir porque al día siguiente teníamos que madrugar. Y la cama, aunque muy pequeña, había que reconocer que resultó ser muy cómoda.
A las 7 sonó el despertador. Desayuno y dejamos el hotel. Fuimos caminando hasta Christiania, que es un barrio casi totalmente autogobernado.
Después de un recorrido fuimos a comer en el restaurante, al acabar nos despedimos y cada uno volvió a sus respectivas casas.